Add parallel Print Page Options

“Tu vestido nunca se ha envejecido sobre ti, ni tu pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. Reconoce, pues, en tu corazón, que como un hombre corrige a su hijo, así te corrige el SEÑOR tu Dios. Guardarás los mandamientos del SEÑOR tu Dios, andando en sus caminos y teniendo temor de él.

Read full chapter